sábado, 9 de junio de 2012

             Ser chiricano

                ¿Qué es ser chiricano?  ¿Cómo se vive y siente el chiricanismo? ¿Qué nos caracteriza, distingue y hace que nos vean diferentes? ¿Por qué somos un grupo social orgullos de nuestra herencia, procedencia, valores, principios, costumbres y comportamiento, gastronomía, folclor, filosofía de vida muy particular?
                Contestar estas inquietudes es tarea casi imposible.  Sin embargo, un grupo de prestigiosos chiricanos de diferentes disciplinas científicas y sociales han realizado este esfuerzo desinteresado para ofrecer un camino para transitar en la interpretación del fenómeno social.  El chiricanismo.
                Como toda obra humana, no es perfecta en su contenido, en temas y formas de expresarlo, nos faltó más de cultura, del arte en sus diferentes expresiones, el gremialismo, el deporte, la política, la religión, el sindicalismo y los movimientos sociales, especialmente del pueblo Ngöbe Buglé.  Esta es asignatura pendiente.  A todos los ensayistas que dedicaron intelecto, tiempo y esfuerzo para esta publicación, nuestro eterno agradecimiento.

                ¿Cómo somos los chiricanos?

                Somos un grupo social con una filosofía y objetivos de vida muy particular.  Luchadores por lo que creemos, incansables hasta lograr muchos objetivos, orgullosos de nuestra historia, herencia, tierra y forma de ser.  Trabajadores ingeniosos, creativos, tercos, rebeldes, altivos, solidarios en nuestras metas y sufrimientos, responsables, amigos fieles, personas de palabra, luchadores, lo que nos hace sentir frente a otras personas como orgullosos, pedantes, engreídos hasta insoportables: ese es el precio de ser chiricanos.
                Los chiricanos (as) no pedimos nacer en esta altiva provincia.  Sin embargo, agradecemos todos los días:  SER CHIRICANOS.

                Los desafíos mundiales

                Todos los grupos sociales enfrentan nuevos y difíciles retos en el siglo XXI.
                Este es el siglo del conocimiento en donde el saber vale más que el tener.  Donde la ciencia, tecnología, informática y la comunicación son los pilares de la civilización.  Atrás se quedó la ignorancia, el desconocimiento, las creencias falsas, las ideologías políticas, las teorías económicas, el irrespeto y la violación de los derechos humanos, la manipulación, la explotación social, las dictaduras opresoras de izquierda o de derecha.  El ser humano hoy es libre, informado, comunicado y mejor educado.  Ahora los analfabetos son tecnológicos.   La brecha entre ricos y pobres, no es el dinero. Es el conocimiento.

                Los problemas y desafíos de nuestra sociedad, dejaron de ser locales, provinciales o nacionales para convertirse en globales:

-          El terrorismo internacional.
-          El crimen, las maras, mafias y organizaciones criminales se han globalizado.
-          El tráfico de drogas y lavado de dinero es un problema global.
-          El deterioro del medio ambiente.
-          El tráfico humano de personas y órganos.
-          Los problemas migratorios.
-          La lucha política, económica y militar por el control de los recursos naturales.
-          El fanatismo religioso.
-          La corrupción privada y gubernamental es global.
-          Trata de blancas y prostitución.
-          La violencia social en todas sus manifestaciones.

Se puede seguir enumerando una lista indeterminada de conflictos, retos y desafíos de nuestras sociedades. Lo positivo es que se cuenta con los conocimientos, ciencias, tecnologías para enfrentarlos y resolverlos, lo que falta es coraje y voluntad.

   Los retos de la sociedad chiricana


1.     Ser provincia fronteriza

En el siglo pasado, ser la provincia más alejada de la capital, ayudó a forjar el carácter y regionalismo chiricano.  Ahora, al ser una provincia fronteriza, nos expone a enfrentar y protegernos de todos los delitos internacionales característicos de áreas fronterizas, entre ellos: tráfico ilegal de personas, drogas, armas, dinero, delincuentes, contrabando, enfermedades, prostitución: ¿Cómo vamos a proteger a la provincia de estos flagelos?
    2.     Proteger nuestra economía

Al estar Chiriquí bendecida por la naturaleza, tener tierras muy fértiles, con gente productiva y una alta calidad de vida, una nueva migración de personas y empresas regionales se están apropiando y controlando la economía chiricana, no para reinvertir o hacerla crecer, sino para explotarla y llevarse sus riquezas.
                Los chiricanos deben tener presente que el dinero no tiene nacionalidad, ni viene para engrandecer a la provincia.  Viene a explotarla.  Los capitales son como las golondrinas que buscarán otros cielos, cuando la rentabilidad lo requiera. ¿Los chiricanos seremos dueños de nuestra riqueza o mano de obra de los extenajeros?

3.      Tierras altas: ideal para vivir

Boquete y las tierras altas se han considerado como los 10 lugares en el mundo mejores parea retirarse y vivir.  Bienvenidos todos los que quieran compartir sus vidas con los chiricanos.  Los chiricanos desde los inicios de la provincia, recibieron a gran cantidad de extranjeros que se integraron a vivir, producir, enseñar y trabajar en esta tierra, pero no trataron de imponer sus formas de vida, costumbres, culturas, ni prácticas que riñan con los valores de los chiricanos.  Jamás un chiricano debe someterse a la voluntad de un extranjero.  Disfrutemos de su amistad, compañía, conocimiento, experiencias con respeto y dignidad; y siempre tengamos presente que no todo extranjero es buena persona.  Chiriquí no debe convertirse en un lugar atractivo y refugio para delincuentes extranjeros, narcotraficantes ni ladrones.
       4.      Rechacemos cualquier forma de delito y de violencia
      Tenemos el compromiso de rechazar cualquier forma de delito y de violencia.  Rechazo sin contemplación contra las drogas, violencia familiar, violencia social, bandas o maras y delincuentes.  La seguridad de Chiriquí es un problema de todos: autoridades y comunidad. “Conoce a tu vecino.”  Protejámonos mutuamente.  La seguridad de un barrio depende de sus vecinos.  No deben existir en Chiriquí barrios rojos.  Los barrios rojos son producto de las  injusticias y desigualdades sociales, así como de la falta de educación y oportunidades para todos, principalmente de los jóvenes.  Creando oportunidades de trabajo y educando a los niños y jóvenes se construirá una provincia segura.

       5.     Chiriquí: una provincia verde y ambientalista
        Que no exista un solo chiricano que no ame y proteja la naturaleza y su medio ambiente.  Educar a la presente y futura generación en cultura ambientalista es una gran tarea pendiente.  Chiriquí debe seguir siendo una provincia ecológica ambientalista, amigable con la naturaleza, limpia, ordenada y verde como nuestra bandera.

6.     En Chiriquí la educación es primero
Es una responsabilidad de todos: padres, estudiantes y educadores.  La educación de los chiricanos tiene que ser de calidad, de todos los niveles: inclusiva, equitativa, y competitiva.  Tenemos que ser exigentes con nuestra educación; ser los mejores.  No queremos deserción ni fracasos, no queremos un grupo de vagos con padres alcahuetas.  Los NINIS (ni estudian, ni trabajan) son una vergüenza familiar y social.

7.      Los chiricanos somos ciudadanos, no individuos

Por tradición y filosofía de vida los chiricanos son ciudadanos, personas con derechos y con deberes que vienen, gozan y comparten vida en sociedad.  No somos individualistas.  Somos solidarios, asumimos nuestras responsabilidades como sociedad.  Fortalecer los principios, valores, conductas, comportamientos, luchas, de la sociedad chiricana es nuestro reto para el siglo XXI: ¡SER CHIRICANO ES UNA FORMA DE VIDA!

 Obs.  Las imágenes fueron obtenidas de la red Internet.

EN NOMBRE DE ELLOS: RADIOGRAFÍA DE LA SOCIEDAD PANAMEÑA

Melquiades Villarreal Castillo

José Chen Barría en su novela En nombre de ellos nos presenta una interesante radiografía de la sociedad panameña de nuestro tiempo, una clara imagen de nuestro Panamá en el cual mientras unos mueren de hambre otros mueren de indigestión.
Es una vergüenza la imagen que se tiene de nosotros en el exterior, en el plano interno las mentiras vertidas por gobernantes inescrupulosos una y tantas veces han terminado siendo verdades: En Panamá no hay problemas, vivimos en un paraíso. Cuando nos hablan de los pobres miramos al vecino, tristemente Cristo tiene la razón una vez más: vemos la basurita en el ojo ajeno, pero somos incapaces de percibir la viga que nos niega la oportunidad de percibir nuestra propia realidad.
La novela tiene una estructura circular. Su duración es brevísima. Todo empieza cuando María, la protagonista, cansada duerme y sueña con su hermano Pedro que la saludaba entre las nubes, rodeado de ángeles. En ese mismo momento Pedro, un conductor de taxi había sido asesinado mientras hacía una carrera al aeropuerto. Su nombre fue mencionado como el de un delincuente de la peor calaña, pero se calló el nombre del pasajero, un influyente hombre de nuestra sociedad, que iba cargado de drogas, cuando fue víctima de un tumbe.
Luego, la novela toma otro rumbo: cuenta todo lo que María vivió desde su infancia, hasta llegar a la capital en la búsqueda de una mejor oportunidad de vida, hasta el momento final en que se encuentra, frente a frente, con la triste muerte de su hermano Pedro.
En Panamá se desarrolla una cumbre tendiente a presentar las conclusiones de las Estrategias para combatir la pobreza. La cumbre se desarrolla en un hotel cinco estrellas, alejado de toda posibilidad de carencia; a la cumbre existen personas finamente vestidas, el Presidente de la República llega rodeado de una cantidad sorprendente de guardaespaldas en un auto blindado de fabricación europea. ¿Para qué describir su vestido? La pobreza es hambre. Y en la recepción de los defensores de las estrategias para combatir la pobreza podemos mencionar humildes platillos, tan distantes a nuestro arroz con frijoles, macarrones santos, caldo de yuca, arroz con huevo, etc. No. Quienes luchan contra la pobreza deben estar bien alimentados. Es irónico que quienes hablan de pobreza, esto es fiel imagen de la realidad, tuvieran entre sus humildes viandas: De entrada, crema de mariscos, cóctel de langostinos con salsa inglesa, salmón ahumado con aderezos y queso crema con caviar, vinos finísimos servidos en copas de acuerdo con las normas de protocolo; mientras que muchos de nuestros campesinos, entre ellos yo, bebemos agua en vasos oscuros para olvidar que en las clases de ciencia nos enseñaron que el agua debe ser incolora, sin sabor, sin olor, mientras que nuestra agua tiene apariencia de chicha de tamarindo y sabor y olor a hojas podridas. Pero no importa. Es un caso particular. Mientras que en la ceremonia a la que nos referimos se bebió agua mineral importada de Francia. Sin embargo, el humilde banquete no se queda ahí: había la primera opción de tomar algunos tipos de carnes importadas; la segunda, platos de la alta cocina española; la tercera, las exquisiteces de la cocina italiana. Así, pavos al estilo country club, pato en salsa de fresas, pernil a la cubana y filete de res a la pimienta importado, eran tan solo ligeras entradas para alimentar a los enemigos de la pobreza, quienes posteriormente tendrían la oportunidad de elegir entre ravioles en salsa de cangrejo y langosta, spaguettini a la carbonara y los frugales postres entre los que se destacan flan crocante con astillas de caramelo, canastas de almendras rellenas de fresas, cheese cake de frambuesas y, por cierto, para los menos golosos hubo platillos de frutas tropicales o sorbete de guanábana; también había algunas cosillas de tomar, como licores de menta, anís, cognac, café americano, capuchino o té de especias orientales.
Es fácil concluir que quienes estaban frente a semejante banquete no tenían la más mínima idea de sentir el felino que descuartiza infantiles estómagos con las garras del hambre.
La obra, entonces toca tierra. Va al pueblo donde vive María, quien escucha a sus padres teniendo relaciones sexuales, con la más inimaginable ignorancia: su padre, un macho propio del siglo XVI se acerca a su madre sin caricias, sin palabras motivadores y la posee de manera bestial, lo más triste es que interpreta los quejidos de ella como la muestra intrínseca del placer.
María termina la escuela primaria y ayudada por la maestra Tita, después de mucho luchar con el padre que quería mantenerla en el campo (para que siguiera multiplicando la pobreza). Luego, María llegó a la capital a trabajar con doña Kukita, quien la fue a recoger a la Terminal en una humilde camioneta exonerada de impuestos con algunas cualidades de frugal comodidad: asientos reclinables de cuero, cd player, llantas gruesas, seguridad digital antirrobo, ecualizador de sonido, en fin… lo que todos sabemos. Un carro cuyo valor es de B/.85.000. Aquí Chen Barría llama nuestra atención. Saben por qué. María iba a trabajar con un salario de B/.100.00 al mes. Por lo tanto, si hacemos la cruel relación matemática nos percatamos de la canalla distribución de la riqueza en Panamá. B/.85.000, el valor de la camioneta, dividido entre los B/.100.00 que ganaba María, es igual a 850 meses de salario, lo que traducido a buen cristiano nos indica que si María quería tener una camioneta como esa debía ahorrar el ciento por ciento de su salario durante 70 años.
En la ciudad, sin embargo, María se las arregla para estudiar, inclusive hace la carrera de finanzas y banca, para enterarse de realidades más crudas, tales como que muchos de los elegantes empleados de los bancos, cuya corbata les da un fino aire ejecutivo, gastan la mayor parte de sus ingresos en su vestuario, por lo que se ven obligados a almorzar sopas de fideos. Como dirían los mexicanos, son fiel reflejo de don Catrín de la Fachenda, pura fachada y nada de fondo.
En la Universidad, María se encuentra con una amiga muy guapa que es electa reina de la facultad. Recordemos que ya Rosa María Britton nos enseñó que todas las muchachas quieren ser reinas. Y ésta lo logro. Sin embargo, el único producto de su reinado fue convertirse en la mujer más codiciada por los hombres. Finalmente fue seducida y quedó embarazada teniendo que enfrentarse a una cruda realidad a la que se ven abocadas tantas muchachas en este país que viven en un ambiente de pindín permanente: embarazadas y abandonadas.
Lo más cruel que María vive es cuando va a tratar de conseguir un ascenso. Fue la mejor estudiante de su generación, fue la más eficiente y capaz de todos los aspirantes, pero el puesto no le fue asignado porque el mismo era para el hijo de un rico egresado de una universidad norteamericana. La clase alta de nuestro país le permite al pobre aspirar a ser clase media, pero jamás le permitirá cruzar los linderos de su estirpe.
Así, pues, puedo destacar que los aspectos más trascendentales de esta obra son:
Las múltiples aristas que he encontrado en la novela En nombre de ellos de Chen Barría, las cuales no pienso comentar a plenitud ni en su totalidad, porque violaría tu derecho a percibir a través de la lectura tu propia interpretación; en primer lugar me sorprendió su carácter de novela de tesis, puesto que las ideas no están sueltas ni son suposiciones infundadas; al contrario observamos que cada problema comentado a lo largo de la obra está sustentado (muchas veces estadísticamente) con elementos del diario vivir del panameño; no es una obra que se remonta a un solo fragmento de la sociedad, sino que sus tentáculos –de manera magistral alcanzan los dos sectores fundamentales de Panamá– la ciudad y el campo, la civilización y la barbarie percibida desde sus dos ópticas posibles.
En muchos casos la novela se torna cruda, carente de los aparatos ideoestéticos, los cuales, para muchos de nuestros críticos, son los ingredientes fundamentales de la buena literatura: la concepción de una obra con perspectivas arquitectónicas, cada ladrillo en su lugar, cada línea encajada perfectamente dentro de un espacio específico, lo que me ha llevado a diferir de algunos de ellos, puesto que defienden a ultranza el ingrediente estético, el entramado formal y descartan el carácter axiológico de la obra desde el punto de vista de su finalidad social.
La novela, aunque tiene como protagonista, en apariencia, a una niña campesina, de cualquiera de nuestros campos, en su estructura profunda tiene como personaje principal a todo el pueblo panameño; en alguna medida, nos recuerda Fuenteovejuna de Lope de Vega.
María trata de escapar de la pobreza, trasladándose a la capital a trabajar como doméstica, a la vez que encuentra en el estudio una herramienta que le permite intentar escapar de su condición; no obstante, inclusive con un título universitario, se percata de que mucho más que títulos universitarios se requieren una serie de conexiones y entronques con una sociedad corrompida que no contempla ni valora las cualidades individuales de la persona sino los intereses de los círculos poderosos que se han repartido el país como herencia a través del paso de los años.
La obra, inclusive, recordemos el incidente de Teresa, con una realidad tan cruda que raya en la ironía, nos habla de una bella chica que se hace reina, recordemos que en Panamá, aunque no tenemos tradición reinal, sino de presidentes y generales, mantenemos intactos en nuestros genes el capricho europeo de las monarquías. Sin embargo, lo único que sacó esta niña de su reinado fue un embarazo indeseado que le produjo consecuencias muy negativas, fiel reflejo de la realidad social.
Sin embargo, no todo en la obra es oscuro. Pues Panamá cuenta con recursos inimaginables que no son debidamente explotados. Entre ellos, la facilidad con que se puede lograr una carrera universitaria que le permita a su gente aprender a combatir la pobreza a través del conocimiento. Me decía un amigo que había vivido algunos años en Estados Unidos que la situación de pobreza de nuestro país no tiene como causa la falta de riquezas, sino la falta de voluntad y creo que tiene razón. La Universidad, no se habla de cuál, pero es evidente suponer que se trata de la de Panamá, ofrece licenciaturas con costos simbólicos, los cuales, lamentablemente, no son aprovechadas por nuestros conciudadanos en todas sus posibilidades. La obra también critica la planta de educadores, muchos de los cuales se han preocupado por la adquisición de puntos a través de la consecución de títulos (esto ha alcanzado proporciones hiperbólicamente deleznables), en los cuales se refleja una puntomanía que permite ascensos de categoría y nombramientos, sin que los mismos se constituyan en imagen de conocimiento y de la eficiencia de quienes los poseen.
Los hombres no se han percatado aún de que las mujeres, quienes conservan sus dos armas fundamentales, por lo menos las que el pensamiento social les ha atribuido (lágrimas y sonrisas) ahora están recurriendo a la formación académica, al cultivo del intelecto y a la supremacía personal, en la búsqueda del lugar que les corresponde o por lo menos al que aspiran; lo que resulta más interesante es que además de lograrlo, han empezado a domeñar los intereses masculinos. Hasta los años 60 del siglo XX, era común advertir que a los hombres se les enviaba a la escuela con el fin de que se prepararan para la vida, que lograran un empleo decoroso y así poder mantener un hogar. Las mujeres, por su parte, se quedaban encerradas en el hogar, ayudando a los padres, preparándose para ser futuras madres de familia, pues su misión se circunscribía al cuidado de los hijos y del hogar. Hoy, las féminas nos superan a los hombres, porque, a través de la educación, se preparan para enfrentar los retos de nuestro tiempo, mientras que los hombres aún navegamos plácidamente en las aguas, aparentemente sosegadas, de un machismo decadente.

Publicado en LA REVISTA MAGA N°67. 2010.

LA IGNORANCIA ES LA PEOR MANIFESTACIÓN DE LA POBREZA

 
Yarelis Melgar

Muy pocas veces nos detenemos a analizar las situaciones que diariamente vivimos, vemos y escuchamos para brindar un aprendizaje a los demás.
En nombre de ellos de José Chen Barrían es una obra que refleja el lenguaje vivo de las condiciones inhumanas y la deteriorada calidad de vida que existe en nuestro país.
Yarelis Melgar. X°Liceo. CMMTR. 2010.
Describe cómo, a pesar de que somos humanos, no somos tratados por igual y cómo los privilegios solo le son otorgados a aquellos que pertenecen a una clase social particular y muy pocas veces al resto de la sociedad.
Llama la atención la forma cómo el autor habla sin censuras acerca de la actualidad y de los hechos que nos hacen sentir identificados, pues vivimos en un mundo que está preso “del juega vivo donde el más “vivo” es el que sobrevive.
Se propone relatar las dos caras de la moneda que es la realidad. Empresarios, políticos y personalidades de renombre en el país se reúnen para realizar y presentar al público una serie de propuestas de un organismo internacional con miras a erradicar la pobreza; mientras familias del resto de la sociedad mueren de hambre o viven en condiciones deplorables.
La novela cuenta la historia de María, una joven emprendedora, muy capaz y luchadora y protagonista de una vida difícil que jamás se rindió sino que se abrió paso por la vida. Ella fue concebida de la manera más cruel en que se le puede dar vida a un ser: a la fuerza y sin ninguna demostración de cariño, pero, a pesar d eso, su madre le brindó todo el amor y las enseñanzas que más adelante la ayudarían a defenderse en la vida.
En sus estudios se reflejan su interés y la capacidad que tenía para elegir. Trabajó y estudió a la vez, mientras ayudaba económicamente a su familia, a pesar de su corta edad.
María enfrentó muchas dificultades, pero jamás se olvidó de dónde venía y lo difícil que le había sido superarse. Terminó su bachillerato, consiguió un nuevo empleo, con un mayor salario e ingresó a la universidad.
A pesar de todo, a María no se le brindó la oportunidad de ocupar un cargo importante, pues el hecho de provenir de una familia común, sin riquezas, ni apellidos, le impedían destacarse en una sociedad cuyos componentes están arreglados.
Esto es lo que ocurre todos los días: miles de jóvenes salen de sus hogares buscando una oportunidad para ser mejores y superarse; sin embargo, regresan frustrados pues las puertas del éxito les son cerradas. Es por ello que cada día hay más delincuencia, ignorancia y miseria pues a muchas personas no se les permite capacitarse y muchos puestos de trabajo están ocupados por personas que no se lo merecen.
¡El verdadero camino de la vida solo lo pueden transitar los fuertes en determinación!
Aquellos que sienten miedo de no poder superar los obstáculos que se les presentan, son los que optan por la vida fácil, desaprovechan oportunidades que pueden generar cambios en sus vidas y arrastran personas inocentes a su paso.
Dentro del contexto de la novela, podemos destacar a Teresa, una joven que prácticamente lo tenía todo: inteligencia, belleza y juventud…, pero que por confiar ciegamente en falsas buenas intenciones, cometió un error que más tarde pagó con su vida.
Esta es solo una historia más que confirma que cada quien es dueño y constructor de su destino y que no podemos vivir la vida ciegos de las intenciones que los demás pueden tener para con nosotros.
¡Debemos estar siempre alertas!
También nos dice que debemos aprender a valorarnos como personas que somos, antes de esperar que alguien lo hago por nosotros y que si llegamos a equivocarnos en el camino, por el motivo que sea, sepamos superarlo y aceptar las consecuencias de dicha equivocación, siempre aprendiendo de ellas para no volver a caer en lo mismo.
José Chen Barría, en su obra, nos exhorta a buscar dentro de nosotros mismos esa ilusión que nos inspire a superarnos constantemente, ese sueño que nos haga ser mejores cada día, pues todos tenemos la capacidad, la fortaleza y la oportunidad de ser grandes o, de simplemente, cambiar la situación en la que vivimos.
Solo es cuestión de saber elegir y discernir entre lo bueno y lo malo, entre lo que nos conviene y lo que nos perjudica en el presente y el futuro de nuestras vidas.
En nombre de ellos es una obra excelente. Personalmente, sugiero a todas las personas que puedan leerla que lo hagan para que vivan la experiencia y la sabiduría plasmada en sus líneas; pero de manera muy especial a o todas aquellas personas que necesitan palabras de aliento y motivación para alcanzar sus metas o aquellas que necesiten decidir con una perspectiva diferente.
Concluyo con la firme convicción que no debemos dejar de lado nuestros más grandes sueños, pues cuando se renuncia a un sueño también se renuncia a la naturaleza que tenemos como personas pues todos tenemos la capacidad de lograr lo que nos proponemos.
¡Ni la pobreza, ni la ignorancia, son más fuertes que los deseos de superación de una persona!